Los personajes en esta
historia no me pertenecen, son de la magnífica Stephanie Meyers. La historia es
obra de mi cabecita loca.
*******Carlisle*******
Cansado de ser el
chico responsable, el que menos se divierte según mis amigos, el rígido y
estricto futuro doctor, decidí acceder a los ruegos de mis hermanos y asistir a
una fiesta de disfraces.
—Vamos hermano te
divertirás, además seremos el centro de atención. — me dijo mi hermana.
—Ok. Asistiré, hoy
seré libre— le respondí
Oh no me he
presentado. Mi nombre es Carlisle
Cullen,
tengo 26 años y estoy por graduarme como cardiólogo. Soy el mayor de 4 hermanos
y el responsable de los otros 3. Nuestros padres murieron cuando yo tenía 17
años y de ahí en adelante me hice cargo de ellos. Después de mi están los
mellizos Rosalie y Jasper de
23 años y el menor de todos Edward de
22. No ha sido fácil, pero siempre hemos sido muy unidos y formamos un gran
equipo.
No puedo decir que nos
han faltados las cosas materiales, porque al morir nuestros padres nos dejaron
muy bien protegidos. Se supone que yo como el mayor me haría cargo de los
negocios, pero no se me dan muchos los números y la administración, ese es
terreno de Jasper, quien heredó esa parte de mi padre, además posee un don
especial, él es persuasivo y es capaz de calmar hasta la más furiosa fiera,
cosa que es de mucha utilidad cuando se trata de su melliza.
Jasper es la mente
maestra detrás de Cullens Invertions & associated. Rose como le decimos de
cariño a mi hermana, se encargará pronto del área legal de la empresa, ella
está estudiando leyes, aunque trabaja en la empresa desde que puede. Por último
nos queda Edward, él es el músico de la familia, pero estudia relaciones públicas
y publicidad.
Cada uno tenemos
características diferentes, aunque la más difícil es Rose, como bien dice este
nombre ella es como una rosa, hermosa y frágil a la vista, pero cuando tratas
de arrancarla se te entierran las espinas. No creo que haya ser capaz de
resistirla, ni de aguantarla. Jasper es muy tranquilo, aunque en los negocios
es un gran estratega, siempre va dos pasos delante de sus contrarios. He visto
a muchos dejarse llevar por su apariencia y juventud, pero terminan siendo
derrotados. Edward es el más reservado, tiene pocos amigos y aunque las chicas
prácticamente se le arrojan y lo acosan, él no acepta estar con ninguna. He
sentido temor de haber hecho algo malo con él.
— ¿Otra vez viendo las
fotos? — sentí un deje de tristeza en la voz del menor de mis hermanos.
—Sí. Solo recordaba
como éramos antes de su partida—
— Tu solías ser
divertido— me sonrió
— Cierto y mucho mas
irresponsable— completé
— ¿De verdad nos vas a
acompañar esta noche? —
— Si. Ya se lo prometí
a Rose—
— ¿Puedo pedirte algo?
—
— Sí, bueno trataré de
concedértelo—
— Solo quiero que hoy
seas tú—
— No entiendo ¿A qué
te refieres? — Sus palabras me confundían
— Me gustaría que esta
noche no fueras Carlisle, el hombre serio y responsable. Solo se tu, disfruta,
olvídate de las responsabilidades. Actúa como los 26 años que tienes. Ríete,
baila, haz lo que te plazca, hasta si te llevas a una linda chica y tienes sexo
desenfrenado, está bien. Permítete ser libre. — No podía creer las palabras que
salían de la boca de mi hermano, pero mi cabeza iba grabando cada una de ellas.
— ¿Por qué me pides
eso Edward? — pregunté confundido.
—No tiene que haber un
por qué, pero tú has dejado de vivir tu vida y juventud por nosotros y no
quiero que te sigas volviendo un viejo amargado, ya con Rose basta— en esto se
burlo.
— ¡Oye! Mira quién
habla de amargado. — chilló de Rose entrando por la puerta de mi habitación.
— ¿Qué en esta casa no
saben tocar la puerta antes de entrar? — pregunté.
—No sé, pregúntate si
nos lo enseñaste— me contestó Rose — Además ni te quejes que te vine a traer tu
disfraz y creo que Eddy tiene razón—Mi hermano menor gruñó y le dio una mirada
de muerte por el famoso nombrecito que ella le había puesto.
Rose me entregó una
bolsa y me indicó que fuera a probármelo. Entre en el baño e hice lo que me
pidió. El disfraz no era para nada incomodo, era un esmoquin negro, acompañado
de una camisa blanca, con una capa y un sombrero igualmente negros. Cuando salí
mi hermana me miro unos segundos, camino a mi alrededor y sonrió complacida.
—Perfecto, solo falta
la máscara y el bastón—
— ¿Mascara? Puedo
saber de quién o qué estoy disfrazado—
—Ummm, lo sabrás esta
noche cuando lo tenga todo listo. Ahora me voy a revisar a los otros dos. —
—Si su majestad, aquí
sus fieles súbditos hacemos lo que usted ordene— solté con una nota de sarcasmo
—Así me gusta— dijo
saliendo de la habitación— Ahh y ya te lo puedes quitar.
— ¡GRACIAS
ALTEZA!—grité
Las horas fueron
pasando y como era sábado ninguno tenía clases. Después de cenar algo ligero
cada uno se dirigió a sus habitaciones. Rose estaba como loca corriendo de un
lado al otro revisándonos a cada uno. Al terminar me fui al salón de
entrenamiento a esperar, curiosamente ahí ya estaba Jasper.
— ¿Tu quién eres? —
pregunte
—Un coronel de 1863 en
su mejor uniforme— me respondió con una sonrisa en su rostro.
— ¿Y tú? —
—No lo sé todavía—
—Ummm, Rose y sus
misterios— minutos después entró Edward.
— ¿Y tu quién eres? —
preguntamos Jasper y yo a la vez. Él nos sonrió y pudimos notar unos colmillos
un poquito más grande que los de él.
—El Conde Drácula—
—Ok. Yo soy el único
que sigo sin saber—
—Tranquilo, ya estoy
aquí y lo sabrás. Chicos en la fiesta hay que mantener la identidad oculta
hasta la media noche, así que llevaran un antifaz o en tu caso Carlisle una máscara
que es parte de tu disfraz. — Me entregó una máscara blanca que solo cubría un
lado de mi rostro y un largo bastón con una carabela en la punta.
—Ujumm. El fantasma de
la Opera—exclame. Me encantaba. Cuando todos nos colocamos nuestros antifaces y
yo mi mascara, nos miramos y sonreímos.
—Bueno familia, esta
noche los Cullen daremos de que hablar— dijo Rose con aire de grandeza.
Salimos de la casa y
nos dividimos en dos autos, según ellos por si alguno se le ocurría desaparecer
los demás no tuvieran problemas para regresar. Mi hermana y yo nos fuimos en mi
hermoso Mercedes negro, mientras que mis hermanos se fueron en el volvo
plateado de Edward.
Al llegar, la fiesta
era en un lugar que ya conocía. Era una enorme residencia que estaba preparada
para fiestas. Ya había estado ahí, era utilizada para las más prestigiosas
reuniones. Entramos juntos y todos se voltearon a vernos.
—Eso, admírennos, los
Cullen han llegado— susurró Rose
*******Esme*******
—POR FIN, por fin, por
fin, llegó el día— Alice saltaba de cama en cama.
—Niña contrólate, te
vas a caer y romperte un hueso— dije
—Tranquila Esme, eso
se lo dejo a Bella, ella es la propensa a los accidentes— se burló recibiendo
un almohadazo de parte de esta.
— ¡GUERRA DE
ALMOHADAS!— grito Emmett desde la puerta.
—Ni se te ocurra
Emmett Swan, porque se hacen cargo solos de la fiesta—
—Ok. Sin guerra, pero
arriba. Hay mucho que hacer para esta noche. —
Y bastante sería.
—Hey adivina ¿crees
que por fin conozca a la mujer de mi vida? — pregunto mi hermano.
—Esta noche todo puede
pasar. Hasta el hecho de que cierta persona venga a la fiesta y nuestra hermana
mayor por fin se atreva a presentársele— la mire sorprendida, me asustaba
cuando ella hablaba así.
—Ya Ali, deja de
presionarla con eso— Bella siempre era más comprensiva.
Hola mi nombre es Esme
Swan, tengo 25 años y soy la mayor de 4 hermanos. Nuestros padres se separaron
cuando las mellizas apenas tenían 1 año, por lo que vivíamos la mitad del año
con uno y la otra mitad con el otro. Hasta que nuestra madre se volvió a casar
y dado a la carrera de su esposo se la pasaba viajando y nosotros pasamos a
vivir definitivamente con nuestro padre. Charlie Swan nuestro padre tenía una
agencia de seguridad de las más prestigiosas del país, además de la herencia de
los abuelos Swan. Todo esto nos ponía en una alta posición social. Ahora
vivíamos solos y yo prácticamente era la responsable de todos.
Estudie para
diseñadora de interiores y estoy comenzando mi negocio. Después de mi sigue
Emmett de 24 años, el trabaja con nuestro padre y estudia administración y por
ultimo están las mellizas Isabella Marie, Bella, como le gusta que la llamen,
estudia literatura, es una chica que ama los libros y Mary Alice, ella estudia
diseño de modas. Como dije antes son muy diferentes o bueno lo somos todos.
Emm es el que nos hace
reír todo el tiempo, a pesar de lo enorme que es físicamente su corazón y su
alma son los de un niño. Alice es un huracán jamás se está quieta, es una
amante de las compras, ella se encarga de escoger todo lo que nos vamos a poner
hasta la ropa de dormir, cosa por la que siempre ella y Bella se pelean, ya que
esta es la única que no se lo permite. Bella es la más tranquila, ella no tiene
muchos amigos, es muy reservada y no le gusta hablar mucho de sus cosas.
Prefiere pasar su tiempo leyendo un libro o escribiendo. Mis hermanos la
molestan diciéndole que ella nació con veinte años de más, pero muchas veces
creo que es a la más que le afecto la separación de nuestros padres y la
inestabilidad en la que vivíamos. Por último estoy yo, me he dedicado a darles
amor a mis hermanos, siempre al pendiente de ellos y mi mayor satisfacción es
ver que se han convertido en personas de bien.
—ESME, PAPÁ AL
TELEFONO— gritó Alice desde la planta baja de nuestra casa.
—Ya voy— respondí
—Está tranquilo— me
susurró ella cuando me acerque
—Buenos días papá—
— Buenos días hija.
¿Cómo va todo? —
—Bien, ya los chicos
tienen casi todo listo—
—Envié parte de mi
personal, pero no piensen que es para limitarlos a ustedes, pero si para cuidar
que no pasen incidentes—
—Claro papá, gracias.
Le avisare a Emm para que se haga cargo de eso—
—Hija ¿Cómo esta
Bella? — papá siempre preguntaba por ella, yo entendía que no era porque fuera
su consentida o la favorita, si no porque la considerábamos la más frágil, pero
en el fondo ella era una chica muy fuerte.
—Ella está bien, sigue
igual, ya sabes— contesté
—Últimamente me he
estado preguntando ¿Cuál de ustedes por fin me dará la sorpresa de que se ha
enamorado? —
—Papa, no empieces con
eso—
—Si ya se, todo a su
tiempo, pero hija me hago viejo y quiero tener suficiente energía para disfrutar
de los nietos— se me escapó una carcajada por la expresión de mi padre.
—Viejo tu, lo dudo.
Además tú eres un roble, así que tranquilo. —
—Claro hija, lo que tú
digas. Bueno hablamos luego. Cualquier cosa me llamas. —
—Ok papá hablamos. Te
quiero viejo— se escuchó su risa y ambos cortamos la llamada.
—ESME SI TERMINASTE
SUBE—me gritó Alice desde nuestra habitación.
—YA VOY AMA DE TODA LA
MODA, duende maléfico—
—ESCUCHE ESO—desde
algún lado escuche también la risa de mi hermano. Comencé a subir la escalera y
arriba estaba sentada Bella.
— ¿Qué haces ahí? —
—Tuve que huir, esta
como una loca poseída— susurró riéndose
—Ok voy a ver como la
controlo un poco—
—Por favor, por la paz
mental del resto del mundo— su cara era una mezcla de suplica y burla.
Llegue a nuestra
habitación común, así le decíamos a una habitación enorme donde teníamos 3
camas, cada uno tenía su propia habitación, pero cuando nos sentíamos
nostálgicos dormíamos o nos reuníamos todos en esa habitación, era nuestro
lugar especial.
Cuando entre me
encontré con todos las cosas que usaríamos en la noche. Alice estaba como loca
dando vueltas por la habitación, mientras "hablaba" por celular. Me
senté en una de las camas a esperar que ella terminara. No sé como cabe tanta
energía en un cuerpo tan pequeño. Me quede observándola cuando de pronto ella
se detuvo y en su rostro se dibujo una sonrisa que me congelo hasta los huesos.
—Y después te molestas
cuando te llamo duende maléfico. — le dije mientras la observaba detenidamente.
—Solo te diré, que
esta noche te acordaras de mí. ¿Te puedo pedir un favor? —
—Dispara, ya veré si
te lo puedo conceder— se acerco y se sentó a mi lado
—Esme esta noche
déjate llevar, apaga tu lado racional y responsable. Disfruta todo, compórtate
como la edad que tienes, se libre. — me pidió Alice muy seriamente
— ¿Por qué me pides
eso? —
—Solo quiero que vivas
las cosas y experiencias que no te has permitido—
—Alice yo he vivido mi
vida como he querido—
—Mientes muy mal— me
gire al escuchar la voz de Bella
— ¿Qué? — dijimos
Alice y yo a la vez
—No me miren así,
aunque parezca increíble, estoy de acuerdo con Ali. —
— ¿De verdad? Digo ves
Esme, hasta Bella lo sabe. — Alice parecía tan sorprendida como yo
—Esme tú te has hecho
cargo de nosotros, de cuidarnos y prácticamente educarnos. Ese no era tu
trabajo, pero lo hiciste y has dejado de vivir tu vida. Así que como dijo la
duende, esta noche vive al máximo. Prométenos que por lo menos lo vas a
intentar— Bella se veía tan convencida, las mire a ambas, me parecía increíble,
que de las muy pocas veces que las mellizas se ponían de acuerdo tenía que ser
para pedirme esto.
—Niñas ustedes saben
que las quiero con el alma y aunque no sé de donde les salió esto, prometo
intentarlo. Quien sabe y si esta noche él está ahí, como dijo Alice, tal vez me
atreva por fin a hablarle. — Se que era casi imposible que él llegara a esa
fiesta, de lo que sabía sobre él, una era que era un chico responsable y no
asistía a fiestas, pero como dijo mi pequeña duende tal vez esta noche
cualquier cosa podría pasar.
—Bien— chillaron ambas
y chocaron sus manos.
— ¿Quiénes son estas y
a donde se llevaron a mis hermanitas? — la cara de Emmett era creó una copia
exacta de la mía.
—Que graciosito, ni
que nunca estuviéramos de acuerdo en algo. — reprocharon ellas.
—ehh, sin comentarios—
dije
— ¿Esme tu también? —
me preguntó Bella sorprendida
—Lo siento cariño,
pero es extraño verlas así. — sonreí. Ellas suspiraron y se miraron un momento.
Luego siguieron como si nada hubiera pasado. Salimos de nuestra casa directo al
lugar donde seria la fiesta. Allí había habitaciones así que nos cambiaríamos
en ese mismo lugar, para no perder detalle de nada.
Al llegar, ya los de
la decoración estaban trabajando, por lo que Alice le tiró todas sus cosas a
Emmett y comenzó a dar instrucciones. Yo les hice señas a mis hermanos para que
me siguieran al segundo nivel. Emm vio a uno de los empleados de la agencia y
le indico que le acompañara. En el camino lo escuche impartiéndole
instrucciones, si no fuera porque lo había visto, hubiera jurado que era mi
padre el que estaba hablando. En una de las cosas que mi hermano era totalmente
serio, era en su trabajo, él sabía que la seguridad tanto de la persona que lo
contrataba y la del personal de la agencia eran su prioridad. En este momento
creo que su responsabilidad era el doble, ya que eran sus hermanas a las que
debían "proteger".
—Aunque no lo crean me
siento más tranquila con los chicos aquí— comenté
—Si definitivamente,
papá tomo una decisión muy bien acertada. Esto me hará la noche más fácil. —
Reafirmo Em. Llegamos a las habitaciones, Bella y yo procedimos a desempacar
las cosas que traíamos de la casa, mientras que mi hermano se fue a coordinar
al resto de la seguridad.
Luego de terminar me
dirigí al primer piso, se supone que yo era la encargada de la decoración, pero
estando Alice Swan de por medio, mejor solo la ayudaba. Terminamos a eso de las
4 de la tarde y cuando Ali vio la hora comenzó a gritar que estábamos
retrasadas. Subió escaleras arriba corriendo y al entrar en la habitación se
sorprendió de ver que Bella ya se había bañado. Con un gesto me envió a mí,
creo que se le olvido quien era la mayor, pero aun así me fui al baño. Encendí
en agua caliente y me metí. Por mi mente fluyeron algunas imágenes de él.
Como la primera vez
que lo vi, estaba trabajando en la cafetería de la universidad y él estaba
sentado en una mesa alejada. Llegué a donde estaba para tomar su orden, él no
despego la vista de los libros y me dijo que si tenía algo que lo ayudara a
calmar un colapso nervioso. Sonreí un poco y le indiqué que vería que
encontraba. Me acerqué a la cocina y me acordé que siempre llevaba conmigo un
sobre de un té que me ayudaba a calmarme. Lo preparé y se lo llevé, aun sin
despegar sus ojos de los libros lo tomó.
Cuando se fue me dejo
una gran propina, cosa que no necesitaba, trabajaba hay solo por ayudar a un
amigo. Al otro día volvió y me pidió los mismo, así ha pasado en estas dos
semanas, llega con sus libros y se sienta en la misma mesa, ya ni tan siquiera
le preguntó solo le preparo el té y él me dice un gracias sin mirar. Todos me
dicen que le hable, que haga algo más que servirle ese té, pero no me atrevo.
Tal vez sea hora de
cambiar de estrategia, no esperar a que él se dé tiempo de levantar la vista y
se fije que yo estoy ahí.
"Decidido si esta
noche, por alguna extraña razón del destino, él se presenta en la fiesta, hare
algo más que hablarle" si él supiera lo que me hace sentir. Como mi
corazón late desenfrenado, nada más de saberlo cerca y de las veces que me
siento tras el mostrador a observarlo. "Oh si, Esme la acosadora"
—Esta noche si
apareces, juro que me conocerás y hare que nunca te olvides de mí— susurre
—Esme ya sal del baño,
que es tardísimo— me dijo Alice tocando a mi puerta.
—Ya estoy saliendo. —
me envolví en la toalla y salí. Bella estaba sentada en la cama y Ali la estaba
peinando.
— ¿Puedes seguir aquí
un momento en lo que yo me ducho? — me acerqué y tomé su lugar, ella me explicó
lo que quería y procedí a continuar. Alice salió corriendo y se metió al baño.
Casi terminaba cuando ella abrió la puerta, miró con detenimiento y sonrió
complacida. Luego nos fuimos arreglando y al terminar nuestro hermano entro ya
disfrazado. Alice llevaba un hermoso vestido largo del estilo de 1800, según
ella ese día conocería a un coronel de esa época.
La que más me
sorprendió fue Bella, Ali la había metido en un sensual traje rojo también
parecía antiguo, Pero era bastante revelador, cosa que no la tenía muy
contenta. Su piel parecía de porcelana y tenía un brillo especial. Mi vestido
también era antiguo, era blanco era en una especie de encaje, las mangas era
pegadas a los brazos hasta los codos donde se abrían como una campana, era
cruzado al frente y por debajo llevaba un bustier con bastante pedrería de
colores. No entendí cual era el motivo de Alice al querer que nos vistiéramos
así, pero era mejor no contradecirla. Por el contrario mi enorme hermano estaba
vestido de El Zorro. Como era regla de la fiesta que nadie debería revelar su
identidad hasta las 12 de la media noche, se nos entrego un antifaz a cada una.
La mayoría de la gente había llegado, cuando estuvimos en la parte de arriba de
la escalera, escuchamos algo de bullicio. Emmett se acercó a los de seguridad y
yo me asome un poco. Mi corazón se detuvo, por más que estuviera disfrazado yo
lo reconocí. En la entrada estaba el acompañado de 2 chicos y una despampanante
rubia. Mi corazón dio un vuelco, pero respire profundo, al ver el parecido
físico entre ellos. Definitivamente esta era mi noche y no la iba a desaprovechar.
Mire a mis hermanas y volví a ver aquella sonrisa maquiavélica en el rostro de
la duende. No sé porque sentí que ella tenía algo que ver con su presencia.
—Los Cullen han
llegado— susurró mi hermano
— ¿Los Cullen? —
pregunté
—Si, ellos son 4 hermanos
al igual que nosotros, aunque ellos son tres hombres y una mujer— me explicó
—Además a pesar de lo
jóvenes que son, ellos tienen un gran imperio. — continuó Alice
—Parece que ustedes
están muy bien informados— comente
—Como sea, ya es hora
de bajar— Bella parecía no prestar mucha atención.
—Atención, en este
momento bajaran sus anfitriones. Es un honor presentarles a Los Swan— Nos
anuncio uno de los empleados, se escucharon aplausos y Em comenzó a descender,
se paro al pie de la escalera donde espero a que una por una bajáramos. Fui la
última, por un breve segundo lo busqué con la mirada y una leve sonrisa se
dibujo en mi rostro. Mientras descendía algo en mi cabeza hizo un click, él
estaba disfrazado del fantasma de la opera y mi vestido era el de Christine, el
amor de dicho personaje. Mire a Alice y me percate que allí entre los hermanos
Cullen había uno disfrazado de militar de los años 1800, con mi cabeza en alto
me reuní con ellos al final de la escalera y tomé la palabra.
—Bienvenidos sean
todos, nos alegra contar con su presencia, espero que esta noche sea tan grata
para ustedes como para nosotros. —
—AHORA A BAILAR, QUE
SUENE LA MUSICA— grito Emmett.
*******Carlisle*******
Cuando anunciaron a
los anfitriones no pude evitar quedarme observando detenidamente como
descendían, el primero era un chico bastante grande y fornido, luego le siguió
una joven de pequeña estatura, ella se movía con una gracia increíble, en ese
momento me pareció escuchar a mi hermano Jasper suspirar luego descendió otra
joven que llevaba un vestido rojo, ella era de piel blanca la verdad me parecía
una muñeca de porcelana, pero la que me dejo sin palabras fue la última. A
pesar de que llevaba un antifaz como todos, su sonrisa hizo que mi corazón
saltara. Mi hermana soltó una risilla extraña, pero ni tan siquiera la miré.
Mis ojos estaban en ella, quien por casualidad estaba vestida de la pareja de
mi personaje. Cuando habló su voz me resulto familiar, pero por mas que intente
no recordaba de dónde.
La fiesta comenzó y
mis hermanos se fueron dispersando. Alguien se paró a mi lado, pero yo solo la
buscaba a ella.
—Hola Carlisle ¿Qué
extraño que estés tu aquí? Si Irina supiera no me creería. — Irina ese era un
detalle que no había hablado con mis hermanos.
—Hola Tanya ¿Cómo estás?
También me da gusto verte. — La verdad es que de las hermanas Denali ella era
la que menos me agradaba.
— ¿Acaso le dijiste a
ella que vendrías a esta fiesta? — pregunto maliciosamente Tanya
—Querida, por si te
has dado cuenta vine con mis hermanos, con tu hermana no hablo hace dos días ya
que esta en un área incomunicada. —
—Oh y por eso
aprovechaste para salir de juerga— estaba a punto de perder la paciencia.
—Tanya basta, déjalo
tranquilo, él es libre de hacer lo que quiera. — Le reclamo Kate
—Buenas noches Kate— saludé amablemente
—Buenas noches Kate— saludé amablemente
—Buenas noches
Carlisle, es un gusto verte. — me saludo esta
—Igualmente Kate—
mientras Kate alejaba a Tanya de mí, la vi pasar. Nuestras miradas se cruzaron
y no pude evitar sonreír.
—Eso hermano,
recuerda, se libre, ve por ella. — mire a mi lado y vi como Edward se alejaba
riéndose.
Por primera vez apagué
mi lado pensante y la seguí. La encontré parada sola al lado de la piscina. Se
veía hermosa, podría jurar que hasta parecía un ángel.
—Al fin te dignas en
mirarme— sonrió
—No sé a qué te
refieres, si desde que bajaste la escalera, no he podido apartar mis ojos de
ti—
—Será— contestó
sonriendo
—No sé porque, pero me
parece que te conozco de algún lado—
—No se tu, pero yo si
se quién eres. Eres Carlisle Cullen, estás en tu ultimo año de medicina, lo que
te causa mucho stress, sueles sentarte en la cafetería de la universidad con
tus libros y no te levantas o miras a tu alrededor hasta que llega la hora de
irte al hospital— me quedé casi sin palabras al escucharla.
—Wao, sabes mucho de mí
y yo solo sé que te apellidas Swan y que eres la mujer más hermosa que he
visto—
—Gracias, para ser la
primera vez que me has mirado, creo estar complacida— se acercó poco a poco y
mi corazón se acelero. Extendí mi mano un poco y ella la tomó. A pesar de los
guantes que llevaba no pude evitar sentir el calor, que emanaban sus manos.
— ¿Bailamos? —
pregunte
—Claro, esta noche
todo lo que tú quieras—
—Umm. Mira que me lo
tomare en serio—
—Eso espero— nos
dirigimos a la pista y allí deslicé una de mis manos por su cintura y la pegue
a mí. La música que sonaba era suave, lo que nos envolvía en un ambiente de
romance y hasta seducción. Nuestros rostros quedaron tan cerca que podía sentir
su respiración en mi piel. Su olor me tenia envuelto.
— ¿Dónde has estado
toda mi vida? — le pregunte al oído
—Justo frente a ti,
pero nunca has levantado tus ojos para verme—
—Eso me suena a
reproche—
—Para nada, solo que
esta noche estoy decidida a que por fin me veas, me sientas y me recuerdes
siempre. —Nos acercamos aun más y nuestros labios se rozaron. Aquello
desencadeno un calor por todo mi cuerpo. Ella sonrió y así nos mantuvimos
unidos hasta que la canción terminó.
—Quiero saber más de
ti ¿Podemos hablar en algún otro lugar?— ella tomó mi mano y me condujo entre la
gente. Al llegar a un lado de la escalera soltó mi mano y me indico que ella
subiría primero, que después lo hiciera yo. La vi acercarse a uno de los de
seguridad y le dijo algo. Luego subió, a mitad de escalera se giró y dijo un te
espero.
Aguarde unos minutos y el mismo hombre de seguridad con el que ella había
hablado, se acercó y me indico que lo siguiera.
Camine escaleras
arriba y él me señaló una habitación al final de pasillo. Llegué allí y la
puerta estaba medio abierta, entre pero no vi a nadie. Hasta que sentí que
alguien me abrazó por la espalda.
—No puedo creer que
por fin pueda tenerte así de cerca— me susurró
— ¿Por qué si me
conoces, nunca me habías hablado? —
—Si te había hablado,
pero hoy no quiero hablar, hoy quiero sentir— en su tono de voz sentía dulzura
y a la vez pasión. Me gire poco a poco sin romper su agarre, hasta quedar
frente a frente. Por un momento las palabras de mi hermano resonaron en mi
cabeza y la promesa de que hoy seria libre.
—Pues creo que somos
dos, esta noche quiero acompañarte al cielo— me acerqué nuevamente a sus labios
y la pegué más contra mi cuerpo.
—Ummm, el cielo, eso
me parece tentador. ¿Estas seguro? Después no vale arrepentirse. — pasó sus
manos subiendo por mi pecho hasta llegar a colocarlas en mi cuello. La bese con
pasión, demostrándole así que tan seguro estaba.
— ¿Sientes
arrepentimiento en mi? Porque yo solo quiero estar aquí y no moverme nunca. —
—Bueno, creo que aún
me quedan dudas, tal vez puedas seguir mostrándome tu punto. — Volvimos a unir
nuestros labios y me sumergí en aquel dulce sabor que tenían sus labios. Nos
fuimos moviendo hasta llegar cerca de la cama. La observé un momento a ver si
había duda en ella, pero solo encontré una hermosa sonrisa. Retire la máscara
que en ese momento me era molesta.
Mis manos fueron
delineando las formas de su cuerpo, subí hasta su rostro para retirar antifaz,
pero ella no me lo permitió.
—Aun no, por favor—
—Tu conoces mi rostro,
sabes mi nombre y tu para mi eres un misterio. —
—Prometo que pronto lo
sabrás— rozó mis labios con sus dedos, los retuve y bese. Volvimos a unirnos en
un dulce beso que fue subiendo de tono. Llevé mis manos al lado donde su
vestido se serraba y lo solté.
*******Esme*******
No sé de donde estaba
reuniendo toda la fuerza, pero había apagado mi lado racional y me estaba
dejando llevar por mis sentimientos. Las apalabras de mis hermanas resonaron en
mi cabeza, "vive", y eso era lo que estaba haciendo. Cada beso, cada
caricia enviaba choques de vida a mi corazón. Por fin estaba entre sus brazos,
probaba sus labios, tocaba su piel, por fin lo tenía para mí como tantas veces
lo había soñado.
Sentí como sus manos
soltaron lo que sostenía mi vestido unido, introdujo las manos y me tomó de la
cintura. De pronto se alejó, lo mire extrañada, pero él me sonrió.
—Estos guantes son un
impedimento para sentir tu piel— Sin pensarlo dos veces lo ayude a quitárselos
y los arroje a un lado. Me miró detenidamente y volvió a tomarme de la cintura
pegándome a él. Pensé que me iba a besar nuevamente, pero se acerco a mi oído.
—Te deseo, has despertado un fuego en mí que no sabía que existía—
—Yo solo quiero que
esta noche me hagas el amor, sin pensar en más nada. Hoy seremos tú y yo
solamente— Nos volvimos a besar, pero esta vez era con más anhelo. Comencé a
quitar su capa, luego el esmoquin hasta llegar a los botones de su camisa. Me
separé un poco de él y fui abriéndolo uno a uno mientras dejaba suaves besos en
las parte que se iban descubriendo. Cuando llegué al último levanté la mirada y
le di una sonrisa bastante seductora. Lo sentí respirar profundo.
Volví a subir, esta
vez pasando mis manos desde su bien formado abdomen hasta su hermoso pecho,
recorriendo sus hombros hasta retirar la camisa totalmente de su delicioso
cuerpo. "Rayos Esme suenas como una pervertida" ignore a mi
subconsciente y continué.
—Eso ha sido demasiado
sensual— susurró—Ahora me toca— dejo un suave beso en mis labios y se alejo un
poco. Me dio la vuelta y comenzó a besar la parte atrás de mi cuello. —Me estas
volviendo loco, tu olor me tiene hechizado—
Con mucha delicadeza
retiró mi vestido dejándome solo el bustier y una muy diminuta tanga. Siguió
besando mi cuello y fue descendiendo por mi espalda me giró nuevamente y
comenzó a regresar el camino recorrido pero ahora de frente. Cuando llegué al
centro de mis pechos no pude evitar contener la respiración. Me miró divertido
y siguió su camino hasta llegar a mis labios. El simple roce de sus labios me
estaba llevando al cielo. Nos envolvimos en un beso capaz de encender aquel
lugar. Como si supiera de que cordón tirar, desamarro el bustier dejándome
prácticamente desnuda.
—Estamos en
desigualdad— comenté— ahora tú tienes más ropa que yo. — Comencé a acariciar su
pecho, quería grabarme cada parte de él, descendí por su abdomen hasta llegar
al borde de su pantalón, allí me detuve un momento, deslicé mis dedos por el
borde mientras devoraba sus labios. Encontré el botón y lo abrí, bajé el cierre
y los pantalones cayeron a sus pies, él los pateó fuera y volvimos a besarnos.
Había llevado sus manos a mi cintura, pero comenzó a bajarlas hasta encontrar
mi trasero, le dio un suave apretón, lo que provoco que me pegara más a él.
Con mucha delicadeza
me recostó sobre la cama y él se posiciono a mi lado, sin separarnos ni un
momento. Algo dentro de mí me gritó que esto era una locura, pero él lo borro
cuando sus manos comenzaron a acariciar mis pechos. Tomó un pezón entre sus
dedos y lo masajeó, logrando así que un gemido se escapara de mi garganta.
Volvió a sonreír, esta vez contra mis labios. Comenzó a besar mi cuello y fue
descendiendo hasta llegar a mi pecho derecho, le dio una mirada, luego a mí y
lo metió en su boca. El contacto de sus labios y el roce de su lengua, casi
provocan que tenga un orgasmo en ese momento. Luego cambio al otro, succionando,
besando y lamiéndolos como la más deliciosa fruta. Sentí su mano descender por
mi estomago hasta llegar a mis caderas, dio un leve apretón y continuo.
—Me encanta esta
pieza, lástima que tengamos que deshacernos de ella pronto— me dijo pasando uno
de sus dedos por el borde de mi ya bastante húmeda tanga. Continúo por todo el
borde entre mis muslos, dejando un cosquilleo a su paso.
—Estas jugando con
fuego— le dije con mi voz entrecortada
—Ummm, pues quiero
quemarme— dicho esto sus dedos pasaron dentro de mi tanga y comenzaron a
acariciar mis labios inferiores. —Estas tan húmeda, quiero probarte ¿Me lo
permites?— me sorprendió que todavía en aquel momento, se dedicara a pedirme
permiso.
—Te dije que esta
noche todo lo que tú quieras. — me guiñó un ojo, sacó su mano y se movió de mi
lado. Me sentí extraña, de pronto sentí frio. Estaba envuelta en esa sensación
de pérdida cuando lo sentí besando mis piernas. Con mucha calma las separó y
fue dejando un camino de besos mientras ascendía.
—Hueles deliciosamente
dulce— dio un brinco, cuando su aliento chocó en mi centro. Tomó la tanga de
ambos lado y la fue bajando, no sé porque pero creo que disfrutaba torturarme. —
¿Por fin me dirás tu nombre o tendré que arrancarlo de tus labios? —
—Aún no—
—Ok, entonces tendré
que hacerte hablar— dicho esto acerco su boca a mi intimidad. Mi respiración se
detuvo, sentí sus labios besándome, después sentí su lengua recorriéndome por
completo. —Hueles delicioso y sabes aun mejor— todo mi cuerpo estaba comenzando
a temblar. Con dos de sus dedos separo mi labios y con los de su otra mano
comenzó acariciarme, solo rosaba mi sensible piel sin llegar a tocar mi centro.
—Me estas volviendo
loca— chille y él se carcajeo
— ¿Tu nombre? — rozo
mi clítoris y gemí.
—Aún no— respondí casi
sin aire. Remplazó sus mágicos dedos por su lengua y juró que bajé al infierno
y casi subí al cielo. Masajeaba mi centro haciendo círculos, en algún momento
me tomó de las caderas evitando que me moviera.
— ¿Todavía no?
—preguntó divertidito y sabiendo a lo que se refería negué con mi cabeza,
porque si abría mi boca de seguro gritaría. En vez del roce que estaba
haciendo, sus labios succionaron con fuerza. Arqueé mi espalda de fuertemente
como reacción al placer que me estaba provocando. De pronto uno de sus dedos se
introdujo en mí llenando un poco aquel lugar vacio que reclamaba por ser
visitado.
Comenzó a bombardear
con suavidad y luego aumentaba el ritmo, llevándome al descontrol. Sentí como
el fuego se acumulaba en mi interior y estaba a punto de explotar.
—Me voy a…— no pude
continuar, las palabras fueron ahogadas por mis propios gemidos.
—Déjate ir mi amor,
quiero beber más de ti. — dijo y luego introdujo un segundo dedo en mi. El
bombardeo fue más rápido y su lengua trabajaba aun más en clítoris.
—Ahhh Carlisle— fue lo
último que pronuncie mientras explotaba en un delicioso y fuerte orgasmo. Sentí
como una vez más succiono y su lengua recorrió cada parte de mí.
—Wao. Eso fue…—No creo
que exista palabra que describa lo que yo acaba de sentir. Él levanto su rostro
me miro y sonrió complacido.
—Me alegro que lo
disfrutaras tanto como yo. — comenzó a recorrer mi cuerpo, pero esta vez
rozándome con la punta de su nariz. —Ummm. Hueles a placer. — se posicionó
encima de mí y nos besamos, pude sentir mi sabor en sus labios, pero no me
desagrado. Sentí su erección rozar contra mi sexo y me encendió.
—Creo que alguien esta
celoso— comenté mientras colaba una mano por un lado de su bóxer y tocaba su
muy bien listo miembro.
—Lo que esta es
ansioso, tiene frio y quiere sentir el calor de tu interior—
—Creo que podremos
complacerlo— como pude comencé a quitarle el bóxer, cuando ya no podía mas con
las manos, levanté una de mis piernas, y continúe con mi trabajo. Carlisle se
levantó un poco para facilitarme las cosas y una vez cerca de sus pies el mismo
lo terminó. Cuando regreso a su posición, nuestros sexos entraron en contacto y
ambos gemimos. Trato de retirar mi antifaz una vez más, pero no se lo permití.
—Ahora soy yo el que
se siente en desventaja, conoces mi nombre y mi rostro— Mire el reloj sobre la
mesa un momento.
—Aun no es tiempo—
negó con la cabeza, pero comenzó a repartir besos por mi cuello, nuevamente
llegó a mis pechos y los devoro. Regresó a mis labios y me besó con pasión.
— ¿Estás lista para lo
próximo?— sonreí ante su pregunta
—Mejor averígualo tú,
eres el médico— no tuve que decir más, paso su mano por mi centro. — ¿Diagnostico?
—
—Ummm, completamente
lista y completamente mojada. Le diría que usted esta excitada y yo tengo el
remedio aquí mismo— tomó mi mano y la llevo a su miembro.
— ¿Usted cree que eso
me cure? —
—No sé si la cure del
todo, pero si le dará un delicioso alivio, aunque le advierto que esta terapia
puede ser adictiva. —
—Se ve interesante,
así que tomare el riesgo— ambos reímos y él me volvió a besar. Se levantó un
momento y lo vi buscar algo en su pantalón, cuando regreso traía un condón en
sus manos. Me miró con algo de pena, pero yo solo me arrodille en la cama y se
lo arrebate de las manos.
Él parecía
sorprendido, lo abrí y me acerque a él. Le guiñe un ojo y él levantó una ceja.
Me senté en el borde de la cama quedando a la altura de su amiguito. Mire hacia
arriba y su cara era de total desconcierto. Lo tomé con una mano y deje un
suave beso en la punta. Escuche un gruñido, saqué el condón de su empaque y
procedí a colocárselo. No sé como lo logre, pero lo hice.
— ¡Dios! ¿Por qué
tienes que hacer todo tan jodidamente sensual? —
—Ummm, no sé, creo que
tu provocas eso en mi— contesté con una sonrisa. Me deslice nuevamente hasta el
centro de la cama y con un dedo le indique que me acompañara. Nuevamente se
acomodó entre mis piernas, volvimos a besarnos y acariciarnos.
Se acomodó en mi
centro, me dio una última mirada como pidiendo permiso y yo solo asentí. Sentí
como poco a poco fue entrando en mí, hasta llenarme por completo. Nos quedamos
un momento sin movernos, nuestras respiraciones eran irregulares. Luego comenzó
a moverse despacio, pero en un ritmo que me enloquecía.
—Esme— susurré. Él se
detuvo un momento y nuestras miradas se volvieron a encontrar.
— Gracias— dijo
mientras entraba profundo en mí. Gemí tan fuerte que creo que alguien pudo
haberme escuchado. Seguimos en aquel frenesí de pasión, hasta que en algún
momento logre girarnos y esta vez fui yo quien quede sobre él. Comencé a moverme
hasta que encontramos nuevamente el ritmo, sentí el calor nuevamente, estaba a
punto de tener mi orgasmo y se lo indique.
—Quiero que llegues
conmigo— casi suplique
—Amor ya…— sentí
cuando mis paredes se cerraron a su alrededor y en ese momento tire de mi
antifaz, dejándole ver por fin mi rostro.
—Car lis le— gemí con
fuerza
—Esme…AHH— y ahí
juntos gritando nuestros nombres, tocamos el cielo. Me desplome sobre él y
junte nuestros labios.
—Gracias— le dije con
la poca voz que me quedaba. Aunque me hubiese gustado decirle que lo amaba.
—Gracias a ti, mi
hermoso ángel— me abrazó con fuerza y me giró, para quedar sobre mí. Pasó sus
dedos por mi rostro y besó la punta de mi nariz— eres perfecta—
—No lo soy, soy solo
una simple humana—
—Suhhh, para mi eres
perfecta, hermosa, tu rostro refleja dulzura. — besó mis labios nuevamente.
Rodo hacia un lado, saliendo de mí y dejándome una sensación de vacío. Jaló una
sabana y nos cubrió. Nos quedamos dormidos.
Me desperté
desorientada al escuchar un suave toque en la puerta. Me levante con cuidado de
no despertarlo y fui a ver quién era. Al abrir me encontré con Bella.
—Lamento despertarte
¿Te vas a quedar? Yo me voy a la casa. — La miré y miré adentro de la
habitación. La realidad me golpeo de frente. Me había acostado con el hombre
que amaba, pero que pasaría cuando él despertara. De pronto sentí miedo de todo
lo que él pudiera pensar de mí. Así que decidí mejor salir de ahí y quedarme
con aquel hermoso recuerdo.
— Espera me voy
contigo— susurre. Ella me miro extrañada, pero no dijo nada. Entré en la
habitación busque mis cosas, me puse algo cómodo. Recogí todo, busque mi bolso,
saque una libreta de notas que tenia escribí una nota, la coloque encima de la
almohada junto con mi antifaz y un sobre de aquel té que siempre preparaba para
él. Bese por última vez sus labios y con lagrimas en mis ojos, Salí de allí.
*******Carlisle*******
—Esme— ese era el
nombre que se grabaría en mi corazón desde ese momento.
Con ella hice el amor,
no era simple sexo. Ella era hermosa, cuando se quito aquel antifaz, descubrí
el rostro más hermoso que había visto. El rostro de la mujer que quería a mi
lado para siempre. Verlo cada mañana al despertar.
Despertar, despertar…
abrí mis ojos al no sentir el calor de su cuerpo a mi lado. Ya había amanecido,
busque por la habitación desorientado. Me sentí frustrado al notar que ella ya
no estaba. Rodé en la cama y choque contra algo. Ahí estaba su antifaz, una
nota y algo más que parecía un sobre de té.
Mi amor perdóname, no
tuve el valor de quedarme y enfrentarme a ti. Gracias por regalarme la más
hermosa noche de mi vida. Llevare cada beso y cada caricia tuya tatuada en mi
piel, pero prefiero quedarme con esto a tener que ver el rechazo en tus ojos.
Anoche te lo dije siempre estuve frente a ti, pero nunca levantaste tu cabeza
para mirarme. Ese sobre fue lo que te serví cada día, con la mayor esperanza de
ayudar.
Te amo mi distraído
doctor. Siempre tuya.
Esme
¿Rechazo? ¿Por qué
pensaría eso? Si lo único que yo deseaba era despertar y pedirle que se quedara
a mi lado siempre. No se dio cuenta que le entregue mi corazón anoche. Mi mente
no dejaba de trabajar. El té, era ella. Lo olí y recordé cada tarde en la
cafetería de la universidad, por eso su voz me era familiar. Tenía que
encontrarla y hacerle saber que me había enamorado de ella.
Me levante y me vestí
rápido, salí de aquel lugar donde había tenido las horas más felices de mi
vida. Me subí a mi auto y conduje a mi casa. Corrí hacia adentro, pero me quede
petrificado al ver a Irina sentada esperándome.
— Hola cariño— se
levanto y camino hacia mí.
— ¿Irina que haces
aquí? —
— Es que se adelanto
todo y pude viajar ayer. Trate de avisarte, pero no te encontré y no respondías
tu celular ¿Estas bien? —
— Este… si…— mire
hacia un lado y me encontré con la mirada asesina de mi hermana.
— ¿Me das un momento?
—
—Claro— mire de nuevo
a mi hermana y le indique que me acompañara. Una vez en mi habitación mis
hermanos se nos unieron.
— ¿ME PUEDES DECIR
CUANDO NOS PENSABAS DECIR QUE TE VAS A CASAR? —
—Rose no tienes que
gritar. Se los iba a decir esta tarde. Se supone que ella llegaría en dos días
más. — aclare
—Por Dios Carlisle,
¿en qué estas pensando? — me enfrento Jasper
— ¿En este momento?
Sinceramente en encontrar a Esme Swan—
—Esme Swan ¿Qué tiene
que ver ella con esto? ¿No me digas que fuiste tan cruel de contratarla para
decorar tu boda? — pregunto Rose
—Espera, estoy
confundido. ¿Por qué cruel? —
—Por favor Carlisle
los vimos anoche, además ella te ama desde hace mucho—
— ¿Rose tu lo sabías?
— Ella me miro con pánico —por favor dime dónde encontrarla— suplique
— Lo siento hermano,
esta vez la tendrás que buscar tu y será mejor que primero resuelvas el
problema que tienes abajo— sentí tristeza y dolor en la voz de mi hermana
— ¿Rose que pasa? —
algo me estaba escondiendo. Ella miro a Jasper y bajo la cabeza.
—Esme vino esta
mañana, ella pensó las cosas y decidió que era mejor enfrentarte, cuando estaba
esperándote llego Irina y soltó la bomba. Esme salió de aquí sin decir nada.
Solo se fue, tratamos de alcanzarla, pero no pudimos. Incluso Ali ni sus
hermanos saben de ella. — Mi corazón se paro, sentí que mi piernas me fallaron,
pero alguien me sostuvo. Cuando levante la vista me encontré con los ojos de
Edward, era como si mi madre me estuviera mirando.
—Tengo que
encontrarla, ella debe saberlo. — bajé las escaleras como pude y me dispuse
hablar con mi novia.
— ¿Por qué se los
dijiste? ¿Se supone que yo lo haría? — estaba tratando de controlarme.
—Es que creí que te lo
haría más fácil. Además Tanya me llamó anoche y me dijo que te había visto muy
juntito con la mayor de los Swan y resulta que llego aquí y la encuentro
sentada con tu hermana. ¿Qué esperabas que hiciera? — preguntó con sarcasmo
—Esperar hablar
conmigo, tal vez. No crees que hubiera sido más fácil. Yo te hubiera dicho
todo, pero ya que, de todos modos te lo diré. Con esto me acabas de demostrar
que tú no eres como yo pensé y si antes ya lo dudaba y cuando te vi aquí sentí
remordimientos, créeme que ya no, Irina no habrá boda, esto se acabo.
— ¿QUÉ? TÚ NO ME
PUEDES HACER ESTO—
—Baja la voz, que no
soy sordo. Mira yo creí que hacia lo correcto, pero no es así. Tu hermana tiene
razón, anoche estaba muy cerca de esa chica y lo increíble es que me di cuenta
que la amo. —
—Amor, por favor
piénsalo. — suplicó
—Irina no tengo nada
que pensar. Es mejor acabar esto por las buenas. —
—Te vas a arrepentir,
ella jamás te va aceptar. —dijo con odio
—Quizás, pero eso es
algo que me incumbe solo a mí. Adiós Irina — la acompañé hasta la puerta ella
se giró y trató de besarme, pero no se lo permití, por lo que me abofeteó. No
sentía nada de dolor por eso. Corrí nuevamente escaleras arriba y entré en mi
habitación como un rayo. Sobre la cama encontré tendida ropa lista. Sin pensar
mucho me duche y me vestí. Baje nuevamente y allí me esperaban mis hermanos.
—Por tu bien y por el
de nosotros espero que la encuentres y resuelvas esto—
—Rose, te puedo
asegurar que no parare hasta que la encuentre—
—Suerte hermano,
tómalo con calma. Cualquier noticia que tengamos te avisamos. — me dijo Jasper.
Edward se acercó a mi lado y camino junto a mí hasta el carro.
—Creo que vas a
necesitar esto— me entrego otro sobre de té y sonrió— si alguien se entera lo
negare todo, avanza que no va a estar mucho— asentí y salí de a toda velocidad.
Llegué a la cafetería, recorrí el lugar con la mirada, pero no la encontré. Me
acerque al mostrador y pregunté, pero me dijeron que ya se había ido. Al
preguntar su horario, la joven me indico que ella tal vez no volvería. Me fui
de ahí sin fuerzas, me senté en mi auto y deje que por un momento mi dolor me
ganara, Pero no me di por vencido.
Conduje por horas,
llamaba a la casa, pero nadie sabía dónde estaba o no me querían decir. Al otro
día regrese a la cafetería, pero tampoco llego. Volví al hospital, aunque ya no
tenía ánimos, todos los días por una semana, fui y me senté en aquel lugar, con
la esperanza de que ella volviera.
*******Esme*******
Cuando iba camino a mi
casa, mi hermana no hablo. Al llegar me fui al baño, por un momento dude en
meterme a la ducha, porque tan pronto el agua pasara por mi cuerpo, perdería su
olor. Suspire profundo y abrí la ducha. Las lágrimas no se hicieron esperar.
Terminé, me sequé y vestí. Salí a la habitación, pero aun seguía llorando.
— ¿No crees que es
mejor saber si hubiese funcionado, a tener que sufrir por la ignorancia? — di
un salto, porque no me di cuenta que Bella estaba sentada cerca de la ventana.
—No me atrevo ¿Y si me
rechaza? —
—Pues saldrías de la
duda y además no te habrás quedado con el deseo de saber que se sentía estar
con él— sus palabras me hicieron razonar, así que me levanté temprano y fui a
su casa. Dirección que por alguna razón mis hermanos conocían.
Al llegar me atendió
su hermana, ella estaba muy contenta de verme. Nos sentamos, ella me dijo que
él no había llegado. El timbre sonó y pensamos que era él, de pronto entro una
chica de cabello rubio platinado, su apariencia no me importó, pero al verme su
cara cambio se puso seria.
Se presento ante todos
como la novia de Carlisle y dijo que se casarían pronto. Que para eso había
venido. Sentí como mi corazón se rompió en mil pedazos, Rose me miro con dolor,
yo solo me excuse y salí de allí.
Escuché la voz de
ellos llamándome, pero no podía parar, me subí a mi auto y comencé a conducir
sin rumbo. Llego un momento que me detuve, no podía seguir conduciendo en el
estado que estaba. Recuerdos del pasado me invadieron, otra vez me sentí
rechazada. ¿Porque tenía que volver a pasar? Cuando Aro me pidió ser su novia
mi mundo se estremeció. El era uno de los chicos más populares y su familia era
de gran importancia en nuestro círculo social. Estuvimos juntos por varios
meses y aunque él me insistía para que estuviéramos juntos, yo no me sentía
preparada. Dos semanas antes de la graduación decidí hacerlo. El juraba que me
amaba y yo le creí. Esa noche no fue nada linda, más bien bastante dolorosa,
pero él me dijo que era mi culpa. Al otro día regrese a la escuela, pero no lo
vi en toda la mañana, a la hora de almuerzo mi amiga Zafrina me pregunto si
habíamos terminado y yo le dije que no. Ella y el resto de mis amigos
levantaron la vista y yo seguí lo que observaban. Lo que vi me provoco nauseas,
ahí estaba mi amado novio devorándose a Renata. Escuche la risa de sus amigos,
incluyendo a su hermano. Me mantuve allí mirándolo, él la soltó y me dio una
mirada de desprecio. Me enfurecí y lo fui a enfrentar, pero él me humillo,
delante de todos dijo que lo único que quería de mi era sexo y que yo era
malísima en eso. Desde ese día me aleje de toda relación, por eso tal vez no me
atrevía acercarme a Carlisle y también por ese miedo al rechazo hui esta
madrugada.
Mi teléfono no paraba
de sonar, eran mis hermanas, pero no quería hablar con nadie. Luego sonó el
timbre que le tenía a mi amigo. Peter me pidió que si podía ir un rato, por lo
que accedí. Aquel lugar solo me lo recordaba más.
Llamé a Bella y le
dije que estaba en la cafetería, pero que no se lo dijera a Alice y Em. Al
terminar salí de ahí lo más rápido que pude. Llegué a mi casa, sé que mis
hermanas trataron de decirme algo, pero no las escuche. Durante una semana no
me presente a la cafetería, hasta que nuevamente Peter me llamó, pidiendo que
lo ayudara, porque dos de las chicas habían faltado.
Nuevamente estaba
allí, en el lugar donde lo había conocido, donde todo había comenzado. Sentí
una punzada en mi pecho al mirar hacia la mesa donde el acostumbraba sentarse y
que ahora estaba vacía. Me gire hacia la máquina de café para que nadie viera
mis lágrimas. Cuando sentí que alguien se paro frente al mostrador.
—Le atiendo en un
momento—
— ¿Tiene algo para un
colapso nervioso? — mi corazón se detuvo. Cuando me giré encontré dos sobres de
te sobre el mostrador. Mire a todos lados, pero no lo encontré.
—Ahí está de nuevo,
como todos los días— comento Ángela, la otra mesera. Levante la vista y lo vi,
sentado en su mesa. Prepare las dos tazas de té y me dirigí allí.
—Aquí tiene—
— ¿Me haría el favor
de acompañarme? —
—Estoy trabajando—
respondí sonriendo y me gire para macharme, cuando tomó mi mano y me retuvo.
—Por favor, solo quiero
hablar, si después no quieres saber de mí, prometo alejarme. — sentí un nudo en
mi garganta. Me senté frente a él. Se veía cansado, tenía unas ojeras que
delataban que no estaba bien. Sentí el impulso de tocarlo de acariciarlo y
abrazarlo. —No sabes cómo te he buscado todos estos días. Sé que estuviste en
mi casa y escuchaste lo que dijo Irina. No te voy a negar que ella fuera mi
novia y pensaba casarme, hasta que te conocí. —
— ¿Pensabas, que...? —
me trague la pregunta.
—Ya no. Cuando
desperté, solo quería encontrarte y al llegar a mi casa me encontré con todo el
problema. En ese mismo momento termine mi relación con Irina. —
— ¿Por qué querías
encontrarme? — se levantó de la silla y caminó hacia mi lado. Se dobló hasta
llegar a mi nivel.
—Porque te amo y no
quiero volver a estar lejos de ti ¿Crees que después de lo que sentimos y
vivimos soy capaz de estar con otra persona? ¿Me aceptarías a tu lado? — No
podía creer que por fin él me estuviera diciendo aquello y no le pude
contestar. Solo me aferre a sus brazos y lo bese.
—Espero que eso sea un
sí—
—Claro que si tonto,
te amo— todos comenzaron aplaudir en la cafetería.
******Carlisle*******
—Ya cálmate, ella va a
llegar—
—Lo dices porque no
eres tu él que te casas—
—Jasper te lo dejo—
dijo Edward mientras se alejaba
—Huye ahora que ya te
tocara a ti—
—Lo que digas— se
burló
—Tranquilo ya Emmett
nos aseguro que vienen de camino— trato de tranquilizarme Jasper
—No lo puedo creer, me
voy a casar y con la mujer mas increíble de este mundo—
—Pues créelo, aunque
lo de la mujer más increíble tendremos que cuadriplicarlo, porque tanto Esme
como sus hermanas y la nuestra son increíbles, cada una a su modo, pero lo son—
Sonreí, ya me había dado cuenta de que mi hermano estaba babeando por la
pequeña duende.
Si, hoy por fin llegó
el día en que uno mi vida a la mujer que amo y agradezco el momento en que
nuestras hermanas y hermanos confabularon para que por una noche dejáramos de
ser los responsables y viviéramos.
—LLEGO LA NOVIA— mi
corazón va a salirse de mi pecho, pero al verla tan hermosa, todo lo que nos
paso, lo vi como una loca película.
—Hola mi despistado
doctor—
— Hola mi hermosa
mesera—
— Te amo— Dijimos a la
vez y así comenzara nuestra nueva vida. Aunque tendremos que vigilar a nuestros
hermanos, porque hemos notado miraditas y sonrisitas extrañas. Ya veremos que
nos trae el futuro.
Primer capitulo de el reto.
by.
Bertlin